miércoles, 27 de agosto de 2014

REFLEXIONES A RAÍZ DE LA CRISIS POLÍTICA FRANCESA

Hace tiempo, desde el inicio de la crisis financiera, que se pone el acento en que los partidos socialdemócratas han abandonado su ideario, su programa y sus ideas... Y que por eso han sido despreciados por el electorado, que les ha ido quitando apoyos año tras año... Y casi todos los analistas que creímos serios se han apuntado al fenómeno Podemos como justificación de aquel abandono del ideario socialdemócrata, cuando lo de Podemos ya hemos visto que no es nada nuevo (ya en la transición existían esos discursos), más allá de que siempre en toda crisis económica aparecen los radicalismos de izquierdas y de derechas (los ultranacionalismos).

En cualquier caso, quizás porque no interesa desviar el análisis hacia ese terreno, la verdadera causa del abandono del ideario de los partidos socialdemócratas al llegar al poder no es sino la consecuencia de una triste realidad, una realidad que ha acabado con el gobierno francés en su intento de cambiar el rumbo de las políticas de austeridad hacia políticas de empleo: los mercados le han dicho a Hollande que nada de nada, que por ahí no... Y ha tenido que rectificar...

Como he señalado en otras ocasiones, la conclusión, desde hace tiempo ya, no es que la socialdemocracia haya renunciado a nada; la conclusión es que la globalización que se ha desarrollado y consolidado ha puesto a las claras que el poder financiero es el que verdaderamente gobierna el mundo, como ha ocurrido siempre sólo que no se visualizaba con tanta nitidez como hasta ahora... Por tanto, es un problema de la democracia, de occidente, de toda la ciudadanía: el poder no reside en la voluntad popular sino en los grandes grupos financieros, que usan y abusan de nuestros ahorros y que los mueven por el mundo a su antojo; pensar que una promoción de viviendas sociales de Madrid ha sido malvendida a un fondo de inversión "buitre" de manera legal (al parecer) es un ejemplo clarísimo de la renuncia de la ciudadanía (y de sus representantes) a ejercer el poder frente al verdadero poder del dinero, el que ha movido siempre el mundo, sólo que no nos enterábamos tan a las claras como hoy de esta triste y difícil realidad...

Manda quien manda: hay una crisis de la democracia en Occidente de calado: la deuda de los poderes públicos y empresas y bancos de muchos estados hace inviable el poder ejercer políticas en contra de aquellos verdaderos poderes. Si me debes cien, no me puedes pedir 1000, cuando veo que no podrás pagarme ni los cien... Y esa es la realidad: los estados nunca mandaron; hoy, endeudados, menos aún. Y para colmo, el capital (nuestros ahorros incluidos) especulan libremente por el mundo frente a unos estados dispersos en sus poderes territoriales y con contradictorios intereses a corto plazo...

La crisis de la soberanía popular como poder es tan enorme que me temo lo peor... Por tanto, queda pues una inmensa tarea a la ciudadanía occidental, más allá de las fullerías intelectuales que queramos...

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